
LESLIE GONZÁLEZ SALAS

ENTRÉ AL COMITÉ DE AIESEC EN IRAPUATO EN FEBRERO DE 2019
Sin estar verdaderamente consciente del impacto tan grande que tendría en mi vida. Desde años atrás mi sueño más grande era irme de voluntaria a otro país. No sabía dónde ni exactamente a hacer qué, pero tenía claro lo que quería. Solo estaba esperando cumplir los 18 años para poder tomar dicha experiencia.
Mi experiencia inició al convertirme en miembro del comité de AIESEC en la ciudad de Irapuato. Nosotros llevamos a cabo diferentes actividades en distintas áreas y equipos para diferentes procesos de intercambios de extranjeros. Ya que, así como mandamos jóvenes de voluntariado, prácticas profesionales y pasantías remuneradas al extranjero, también recibimos extranjeros en la ciudad que vienen a impactar a proyectos sociales y distintas star-ups de emprendimiento.y así, a los tres meses de entrar a la organización, estaba volando hacia Cusco, Perú. A mi voluntariado e iniciaba el reto y la aventura más grande de mi vida hasta el momento.
Entonces, mi proyecto específicamente atacaba el objetivo número 4: Educación de calidad y el 10: reducción de desigualdades. En el cual, asistía como auxiliar a una escuela para niños y niñas con multidiscapacidad. Desde parálisis cereblal, sindrome de down, Trastorno del espectro autista, ceguera, sordera, discapacidad intelectual, de aprendizaje, etc.
En este proyecto pude conectar de una forma sumamente especial con cada uno de los niños y niñas de la escuela. Sus abrazos, sonrisas y travesuras las llevo en mi corazón. Es cierto que aprendemos más nosotros de ellos que ellos de nosotros.

Leslies González Salas.
Por: Ramirez Jessica.
Mi experiencia no fue otra cosa que maravillosa, conocí personas de todo el mundo: Brasil, EUA, Colombia, Holanda, India, España, Israel, Polonia, etc. Tuve una maravillosa familia Cusqueña que me hospedó durante mis 6 semanas, con la que sigo hablando y extrañando.
Pude empaparme de una cultura totalmente desconocida para mí, que ahora valoro y admiro. Así como claro, valorar de una forma diferente y más profunda a mi país, mi gente, mis tradiciones, etc.
Claro que 6 semanas de voluntariado te dan una infinidad de recuerdos, experiencias y buenas historias que contar, pero no terminaría.Por el momento, solo me queda decir que; de verdad deseo que cada joven tenga la oportunidad y luche por vivir una experiencia tan maravillosa como esta.